viernes, 18 de noviembre de 2011

Antigua Plaza de Toros Tetuán de las Victorias


La Plaza de Toros de Tetuán de las Victorias empezó a construirse en el año 1870, no sin cierta polémica, según indica Aparisi Mocholí, quien se refiere a que un historiador de la época comentaba acerca del desorden en la barriada de Tetuán y se lamentaba de la construcción de una plaza de toros cuando en realidad lo que Tetuán necesitaba era un buen cuerpo de policía. M. Isabel Gea señala que su creación se debió a la orden de Ramón González, secretario del Ayuntamiento (de Tetuán) y vecino del barrio.

En sus inicios la plaza tenía los muros de ladrillo rojo, ventanas de estilo mudéjar y un gran portalón de entrada. Si hay que creer a las memorias de algunos vecinos, como las que dejó escritas González Palomar, cuando las obras estaban muy avanzadas el empresario fue asesinado por unos desconocidos y la plaza pasó a ser propiedad de don Manuel González. Más tarde la heredarían sus hijas, quienes la destinaron a parador o corral para el ganado que se traía de Colmenar, El Escorial y otros puntos a Madrid. Aún así, por el invierno se celebraban algunas novilladas, hasta que el año 1899 la adquirió don Antonio Bertrán Bernes, quien llevó a cabo la primera reforma importante que la plaza había de experimentar.

En este año de 1899 fue reconstruida y ampliada. Ahora contaba con un aforo de 7.000 espectadores y era principalmente de madera. La nueva plaza fue inaugurada con reses de don Félix Gómez el 11 de octubre de 1900 por Antonio Montes, que tomaba la alternativa, y por el novillero José Palomar (Palomar Chico). A partir de este año sobrevinieron varias reformas, hasta que en 1907 se sustituyeron los tendidos de madera por unos nuevos de ladrillo y cemento, se le dotó de dependencias ineludibles, incluida una enfermería, y su capacidad se aumentó hasta 9.000 espectadores.

Su época de mayor esplendor fue la década de los 20, cuando su empresario era Domingo González “Dominguín”. Según Díez de Baldeón y López Marsa este empresario sometió a la plaza a una gran reforma en 1924 a cargo del arquitecto don José Rameno Soriano. Reformó las dos plantas del edificio que estaba adosado al coso taurino: en la planta baja se dispuso el despacho de billetes, las oficinas y la enfermería y en la planta alta dormitorios, cocina, capilla y un cuarto para el empresario. Su estilo era similar al de otras tantas plazas de la época, así como de tantos edificios que aún se conservan el el barrio de Tetuán: ladrillo visto, estilo neomudéjar.


El Toreo, 1908 (periódico)

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